lunes, febrero 09, 2004
El mar, siempre el mar...
Realmente no sé como se puede echar de menos algo que nunca has tenido ni tan sólo por unas semanas... Cómo puedo añorar pasar las tardes andando por el paseo marítimo, viendo a los viejos contar historias de cuando estaban en la guerra y a los más pequeños peleándose por un balón de plástico rojo o verde, escuchar el rumor suave del mar, de las olas, cuando está en calma o cuando se enfada... sentir una lluvia fina mientras que veo a cinco o seis locos corriendo por la arena, con los pantalones subidos, con los zapatos sobre una roca negra, dejando que el agua fría del mar pasa por entre los dedos, les deje esa sansación tan placentera por entre sus dedos y se vuelva hacia atrás en busca de un nuevo impulso que le permita llegar de nuevo a sus tobillos. Poder salir a media tarde, a dar un paseo por todo lo largo de la costa, esperando simplemente la puesta de sol, con una buena compañía... Cómo puedes sentir que te faltan esos momentos cuando jamás los tuviste. Es por eso que este post lo quiero dedicar a todos aquellos que, como yo, añoren ese olor a salitre por su ciudad y ese sentimiento que el mar produce en nosotros.
Llévame a ver salir el sol
desde todos los portales de la luna
Llévame al puerto y al malecón
cuando el cielo se nos llene de gaviotas
Alumbrando las calles oscuras
todas las estrellas que hoy durmieron solas
(desde el rompeolas me acuerdo de ti)
Vuelo controlado, colgado del palo
de las banderolas
Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho
Ahora ya no puedo prestarte mis alas
ni subirte la falda, ni cogerte con vicio
Ahora da lo mismo reírse de todo
que llorar por nada
Llévame a ver salir el sol
cuando enrede los cabellos en tu nuca
Llévame al puerto de náufragos
y a los muelles que no escuchan tus preguntas
Desatando pañuelos de bruma
hace algunas horas que perdí la suma
(desde el rompeolas me alejo de ti)
Vuelo equivocado, tu voz es el viento
que rompe las olas
Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho
Ahora ya no puedo prestarte mis alas
ni subirte la falda, ni cogerte con vicio
Ahora da lo mismo reírse de todo
que llorar por nada
Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo
ni quitarte la ropa, ni sudar contigo
ni perder la calma, ni decirte las cosas
que nunca te he dicho
Ahora ya no puedo prestarte mis alas
ni subirte la falda, ni cogerte con vicio
Ahora da lo mismo reírse de todo
que llorar por nada..