(Y de fondo: How Deep Is Your Love de los Bee Gees... :$ (cara sonrojada))

Hoy, me monté en el autobús (línea 23) después de darle las clases de matemáticas a Laura, la hermana de Dani Adam (Mi alumna para los amigos). Al montarme, me dirijo a la parte trasera del autobús. Y veo que en una pareja de asientos está sentada una mujer de veintimedios muy desaliñada, en plan indigente, con una percha de estas que tienen un poquito de cuerpo... como las que se usan para los bañadores, para darles forma. Pues bueno, la percha iba "vestida" con un mono de bebé, uno de rayas, con sus patucos y las piernas bien rellenitas, no sé con qué método. El cartón de un rollo de papel higiénico hacía las veces de cabeza. Y lo llevaba en brazos, como si de un bebé se tratase, en la posición esta que se pone a los niños pequeños para que eructen después de haber comido... incluso le dio unas palmadas en el "culete". No sé, en un principio me dio la impresión dde que era un bebé de verdad, un poco 'apamplao' porque no se movía, pero un bebé de carne y hueso. Pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta de que era un objeto inerte, que no tenía más vida que la que ella en sus brazos y en su mente le daba. La primera sensación que tuve fue de asombro y, justo después, de pena. No sé, eso de ver a una chavala joven tan sumamente ida como para jugar a las casitas en un autobús con una percha de un gran almacén. �Cómo puede haber gente con la olla tan sumamente ida? Cuando se bajó lo cambió de postura y siguió andando con él, como si el niño pesase algunos kilos, así cargándolo a un costado... No sé, me ha dejado superimpresionado. No he dejado de pensarlo desde que la vi.

Hoy le leído el post de Mer. El primero, creo recordar, de todos los posts que puse aquí fue sobre una visita furtiva al instituto un día de lluvia torrencial. Es que cada vez que paso cerca de mi instituto, algo se revuelve en mí. Ahí he pasao muchos de los mejores momentos de mi vida (también algunos malos, pero esos se recuerdan peor). Ahí conocí gente magnífica, que cambiaron mi vida, me hicieron ver las cosas de distinta manera... Es algo sublime. Cuando estuve en América, un día fuimos al instituto de Irene allí, en Franklin. Y la profesora de psicología nos contó que iban a derribar el instituto para hacerlo con instalaciones mucho más modernas, remodelarlo enteramente. Entonces pensé en qué pasaría si derribase el Martínez. Sencillamente, me moriría... Lloraría muchísimo... Para mí el instituto es el instituto. Un ente en sí mismo. Junto a esas paredes he crecido durante cuatro años, cuatro años que me hicieron madurar a golpe de carcajada, de lágrima o de amistad. Esos pasillos que tanto he recorrido, ese rinconcillo donde Mercedes, Sara, Rocío y yo permanecimos "escondidos" de Carmen un día que nos tangamos su clase, cada uno de los pupitres en los que he estado sentao, le armario de la clase de 2ºBachillerato que un día Sara y yo desentrañamos para cotillear y montarnos historias sobre Isabel Cuenca y su hermana oculta, la puerta del seminario de dibujo a la que tantas veces me he asomado en busca de Marian, la última ventana de la clase de 4ºESO, donde siempre nos quedábamos en los descansos, mientras Inma se fumaba su cigarrillo o Rocío nos contaba sus historias sobre sus "amigas" o mientras Roberto nos contaba cómo era el nuevo videojuego que se había comprado. El salón de acto, donde un día de 1998 muchos de nosotros coincidimos sin esperar que un año más tarde estaríamos pegados los unos a los otros, sin podernos separar... Lss clases de teatro con Chusa... Esos momentos CAV... Todo fue magnífico. Y pensar que todo eso quedaría en mi mente y entre un amasijo de ladrillos y azulejos verdes horribles si algún día eso se viniese abajo... Se me pone el vello de punta de tan sólo pensarlo. No podría superarlo.

Ya ves, la nostalgia ha venido a mí. Hay veces que la odio, que pienso que ojalá no existiese... Pero hay otras tantas que le agradezco mucho que esté cerquita mía... Es la única que me acompaña en esos momentos de añoranza. Mis recuerdos y yo, solitos.

Alumbrando las calles oscuras
todas las estrellas que hoy durmieron solas
(desde el rompeolas me acuerdo de ti)