jueves, enero 15, 2004
Hola a todos. Sé que tengo muy descuidado este blog, que empecé esto con ganas, pero que el viaje a los E.E.U.U. ha hecho que apenas haya puesto unas letras en él, y las pocas que he colocado, no hayan sido más que simplemente informativas. Y no creas que esta vez me he metido aquí para llenarlo de un tema interesante, un tema que sea capaz de traer días y días de charlas... En absoluto. No me siento ni mucho menos inspirado de esa manera. Simplemente vengo aquí para que de un posta a otrto no haya más de una semana de por medio. Antes, me hizo gracia, pero mientras leía el post de Mer sobre lo que le gustab ese cantante, lo buena que era su música... yo estaba escuchando a Natalia de Operación Triunfo... Vergonzoso, pero admisible.
Este mediodía, cuando volvía de la facultad, me monté en el 5 en la parada del Nervión Plaza y fue simplemente transcurrir el tiempo de andar desde la picadora de bonobuses hasta donde se ensancha el bus por dentro, donde se pone la gente para ir de pie... Cuando de pronto veo que dos niñatillos empiezan a pegarse de hostias. Y siguieron así durante un buen rato, mientras el chófer, consciente de lo que pasaba en la parte trasera, seguía su recorrido como si nada hubiese pasado. No entiendo como se puede pasar de ese modo, cuando incluso hubo amagos de sacar una navaja y todo... :-S No lo entiendo.
Si hace un mes me lo hubiesen dicho, no me lo hubiese creído, creí que podría pasar bien, sin problemas, pero lo necesitaba. Durante todos estos días de exilio eché muchísimo de menos a mi móvil. Lo tenía ahí, dentro de la maleta insinuándoseme... Y era como una fruta prohibida. Pero sobre todo echaba de menso tus toques nocturnos, a eso de las 23.30 h, cuando te vas a acostar. Es muy extraño, sé que apenas nos vemos y que nuestra relación no es muy fluída: apenas unos mensajes al mes, un mail o dos, millones de toques eso sí... Y sin embargo, me encanta mirar el móvil y ver que tengo una llamada perdida tuya, que me has mandado un mensaje con un trocito de un poema... Y no, no es porque aún siga por tí, porque me muera por tus huesos. Esos tiempos pasaron, pero aún sigo enamorado de tu dulzura, de esos momentos que me dedicas cuando me escribes un mail diciéndome que te gustó la canción que te mandé, o que hace mucho que no hablamos. Quizá es por eso por lo que más he echado de menos a ese aparatejo. Porque tú haces que sea diferente cada día... Porque una vez al día, lo haces tuyo.
Quizá te he imaginado, tal vez sólo he soñado, mi alma ansía por ti, mi piel se duele sin ti, el aire esquiva tu voz... y es tan cruel... la ausencia