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jueves, diciembre 04, 2003


I'm dreaming of a White Christmas... 

¿Sabes? Ayer me dí realmente cuenta de que estábamos en puertas de la Navidad... Salí de mi casa, dispuesto a que alguien a quien no había visto en mi vida se adentrara en las profundidades de mis fauces para arrancar todo lo que un día dejé ahí olvidado... Sin embargo, fue mal. La cita era otro día. Pero me decidí a caminar un rato conmigo mismo, apreciando todo lo que había a mi alrededor: las calles, la gente, los árboles... Todo parecía diferente ayer por la tarde. Tenía color, algo más de vida propia; mucho más que otros días. Andando y andando, llegué a un centro comercial, un sitio de estos en los que entras cuando aún el sol brilla y sales cuando el único resplandor que hay en la calle es el de cuatro tristes farolas, tras de una tarde/noche plagada de andares por pasillos anchos, donde a diario se cruzan millones de vidas sin saber si algún día volverán a hacerlo; una pareja de novios dándose un beso frente a un bonito portal de Belén colocado en un escaparate, una niña con rabieta porque quería el Papá Noel que estaba sobre el mostrador, una mujer comprando todo el arsenal de moda para que su familia esté bien guarecida bajo capas y capas de lana que puedan aislarlos del frío de la sociedad que los rodea continuamente, pudiendo sumergirse en su propio ser, sin que nadie pueda nunca jamás encontrarlos. Me di cuenta de que era Navidad. Los dependientes mostrándote una amplia sonrisa mientras intentan convencerte de que el rojo es mejor que el morado, dos chicas plagando de risas el pasillo de los mostradores, pensando en cómo van a ir en fin de año, los maniquíes, siempre tan a la moda, permaneciendo impasibles ante el galopar de cientos de personas, que tienen prisas porque no llegan a cojer el autobús, porque han visto a su mejor amigo entrar en la tienda de enfrente o simplemente porque no quieren perder ni un segundo más de SU tiempo... porque así me sentí yo ayer;: robado, timado por un monstruo que te convence de a poco para que consigas pasar dentro de él horas y horas sin hacer nada. Cuando de pronto sales, te das cuenta de que es tarde, que aún tienes que llegar a casa y que no te llevas nada de vuelta, ni dentro ni fuera de las bolsas. Así que no, me niego a estar desperdiciando minutos de mi más preciado tesoro: mi tiempo. Salí indignado, pensando en que jamás volveré a caer (pero estoy seguro de que no tardaré mucho en volver a hacerlo).

Después, en el bus, pasé por el centro de la ciudad. Toda llena de luces, de castañeras ofreciendo los frutos de su trabajo a menos un euro, llena de personas buscando un tesoro entra millones de libros viejos, que guardan su historia, tanto artísticas como personales. Porque un libro de ocasión perteneció una vez a alguien, antes de pasar por nuestras manos. Ha sido productor de alegrías, de enfados, de emociones múltiples en cada uno de los que se han atrevido a leerlo. Y sin embargo, ahroa ha llegado a ti. Después de mucho recorrer, resulta que el libro te ha elegido a ti para que seas su nueva víctima. Y tú le sigues la corriente, completamente inocente, pensando en que puedes leerlo y dejarlo en la estantería como si tal cosa, o regalarlo, pero cada libro que he leído no ha pasado después a mejor vida. Todos tienen un huequito en mi memoria, los recuerdo vagamente, pensando en que me hicieron pasar millones de buenos momentos, momentos de aburrimiento, de pesadez, de intriga, de compasión... Cada uno consiguió ofrecerme una nueva visión de lo que me rodeaba. Y eso se nota...

Allí, en el centro, conseguí reencontrarme con mis amigas, dos chicas que antes de yo haberlas visto en ese instante, también habían tenido sus experiencias a lo largo del día... Y mojamos nuestras alegrías y desventuras en un chocolate caliente, al calor de nuestros abrigos y nuestros propios cuerpos, sin parar de reír, de hablar, de comentar... Lo pasé bien, me hacía falta ese día de terapia. Ellas nunca me fallan.

Y más tarde, de nuevo, volví a caer. Es inevitable, dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos y tres veces en la misma piedra. Y yo lo hice, simplemente, por amtar el tiempo. Y eso es lo último que yo quiero, porque matar mi tiempo es matar mi vida...

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  • ¡¡¡Écris-moi!!!
  • J'ai à la tête...

    ...Une vision: Ron, ron y más ron...

    ...Un son: Estornudis y tos...

    ...Un odeur: A limpio, siempre...

    ...Un goût: A pasta de dientes...

    ...Une texture: La de una piel suave...

    ...Un rêve: Sacarme el práctico (ojalá sea el 21!)

    ...Un souvenir: Las horas y horas pasadas en la baguetteria...

    ...Une sensation: ¡¡¡que la Semana Santa ya está aquí!!!

    ...Une chanson: Mi mundo sin ti, de Soraya (lo sé, es la pena, pero es que la tengo metida en la cabeza y no sale...)

    ...Un livre: Dejé Las Amantes, y tomé La historia interminable, alternando con unos cómics de Astérix y Obélix

    ...Un film: El último que vi fue... mmmmmm, Escrito en el viento... El cine clásico es, a menudo, una buena apuesta... ^_^

    J'ai promis que...

      ...iré a comer al Beatriz

      ...jugaré al PC Fútbol

      ...veré Crossroads y me partiré de risa viendo a Britney

      ...iré a visitar a Carmen, la hermana de Alejandro

      ...iré a la tetería, de nuevo

      ...iré a la cervecería internacional

      ...intentaré ir de nuevo una vez por semana al cine

      ...tendré un orgasmo con otra persona (como persona no cuenta muñeca hinchable)

      ...le meteré cuello a Ter e intentaré perder 912 calorías por hora con ella (candelabro italiano)

      ...tendré un pacto de amigos con mis amigos, en plan Britney en Crossroads

      ...iré al San Marco o a otro sitio, en su defecto, a cenar en plan BIEN

      ...iré a Gijón (o Gijón vendrá a mí...)

      ...no me mojaré cuando vea a mi profesora de prácticas de resistencia, si es que es la rubia... :)~~ (mierda, no tenía que haber prometido esto, si sé que no lo voy a cumplir...)

      ...seguiré buscando amores por ahí...

      ...iré a la playa...

      ...iré a visitar a Pepito, el hermanito de Sara

      ...iré a Valencia...

      ...el carné de conducir lucirá en mi cartera en menos de un año...